lunes, 30 de marzo de 2015

SANTANDER. CUARTA ENTRADA.

Otro paso efímero por Santander, una ciudad que todavía conserva las huellas de su pasado esplendoroso.
La costa cantábrica fue el lugar de la burguesía y realeza del siglo XIX y de comienzo del XX. Lo vamos a ver no solo aquí sino en otro lugar como Comillas.
En una tarde poco se puede ver. O no, aprovechando el tiempo y yendo con una guía como Luisa, el tiempo se aprovecha incluso aunque en la Iglesia del Santísimo Crito -la baja- haya misa y en la catedral un concierto.
Curiosa, y desconocida, la catedral. Dos iglesias en una. En el cerro de Somorrostro, el inicial asentamiento romano, aparecen las dos iglesias, iniciadas en el siglo XIII -por cierto, mal comentario, querida alumna, no vimos tantas iglesias; ni tan siquiera fueron obligatorias, por lo que hubo personas que, desgraciadamente, no vieron ninguna-. Y algunos comentarios duelen sobre todo si vienen de personas que estudian arte.
Bueno las dos iglesias, la alta y la baja, iniciadas en el XIII -aunque la alta muy reconstruida tras un incendio en el siglo XX- junto a un claustro del siglo XIV -que merecía la pena verlo-.

Las dos igledias que conforman la Catedral. La más próxima, la Capilla Baja del Cristo.


El claustro del siglo XIV


El interior de la Capilla Baja. 



La catedral. Nave central y cabecera.


Andar por la ciudad a la deriva, como dirían los surrealistas, permite en ocasiones ver pequeños hitos que dan encanto a la misma. Un ejemplo es la fachada lateral del edificio que está frente a la sede de la Universidad de Cantabria

Y, cómo no, la perla de la ciudad: la península de la Magdalena, presidida por el palacio que la ciudad regaló a Alfonso XIII -esos regalos tan sorprendentes como el del "pazo de Meirás a Franco". Ahora es la sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.












También hay un museo del mar...


... con espacios también para los animales.

 Y de la península de la Magdalena al faro.




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