viernes, 4 de enero de 2019

FUGA DE CEREBROS

Hoy iba a comprar el diario, cualquiera de los vendidos en nuestra ciudad. Al final, no lo he hecho. Sigo leyéndolos por internet. Desde ayer martillean constantemente con la pérdida de población de Córdoba, tanto capital como provincia. Los análisis demográficos concluyen, entre otras razones, que una de las causas es la salida de personas para trabajar en el extranjero. La mayoría, altamente cualificadas. Ayer salieron también los datos del desempleo y daba la impresión de que vivíamos en Jauja. Los políticos, cómo no, resaltaban los datos positivos... ¡España tiene 19 millones de personas que cotizan a la Seguridad Social, Andalucía ha mejorado los datos del paro!... Pero la verdad solo tiene una cara: nuestros jóvenes, altamente cualificados, se ven obligados a abandonar nuestras tierras porque aquí no hay trabajo. El poco existente, a pesar de todas las transparencias y alharacas, está en manos de una minoría llamada ahora "clase política". Es inconcebible que haya políticos profesionales que siempre han vivido del partido, de la política. Es fácil: miren los currículos de nuestra Presidenta provisional de la Junta de Andalucía  o de algunos cargos públicos en nuestra provincia. Además de inventarse un currículo no exigido, si no han vivido permanentemente de la cosa pública, la mayoría encontró acomodo en cualquiera de las dos administraciones locales. Eso es lo que hay, ésa es nuestra clase política.
Pues sí, y más grave aún: cuando explico la demografía en 3º de ESO, justo antes de las vacaciones navideñas, pregunté al alumnado que buscara el concepto "fuga de cerebros", que ha desaparecido de esos libros de texto. Es sorprendente, ahora que hay más fuga de cerebros, desaparece de los libros de Geografía.
¿Para qué sirve tener una enseñanza universitaria gratuita y, una vez preparada esa persona, se ve obligada a salir de nuestras fronteras? Aquí ya no están quedando ni trabajos mileuristas para universitarios. En Suecia, Francia, Reino Unido o Alemania se frotan las manos recibiendo personas preparadas desde el Sur, como España.
Los suecos para evitar esa "gran melancolía" que les invade tras la Navidad, pues le quedan meses de intenso frío y de sombra, piensan en las dos o tres semanas que en verano pasarán en España. Nosotros, sin embargo, vemos cómo nuestros familiares buscan los territorios de esa "gran melancolía" porque aquí, donde deberían estar trabajando, no hay lugar para hacerlo.
Realmente están preparados no solo para laborar, sino para irse. La gran melancolía la tenemos quienes vemos cómo parten hacia el exilio laboral...
Mi solidaridad con aquellas personas que viven, o han vivido, esta situación. Algún día las cosas cambiarán... Al menos ésa es nuestra utopía.

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