El río Deva iba bravo, como nos sucedió en el descenso de barrancos... Ahí también casi la mitad de la expedición -tres barcas- pudo darse un baño extra: una de las barcas volcó y tres de otra -entre los que me incluyo- volamos al tocar con una piedra. Doce kilómetros impresionantes de descenso -por lo menos para nosotros, advenedizos-. Y no todo es montarte en la barca.
Pasen y vean...
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