El 18 de mayo es el día internacional
de los museos, una festividad creada en 1977 por la UNESCO
-Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura- y por el ICOM – Consejo Internacional de Museos-,
para concienciar la importancia de los museos en la sociedad.
No hay nada más real, la memoria de
nuestras sociedades se cobija en los museos, ya sean arqueológicos,
etnológicos, de historia natural... O incluso, como lo define el
Doctor Joan Santacana, las ciudades son museo -más cuando es
Patrimonio de la Humanidad-. Y no solo las ciudades, sino en
cualquier pequeña aldea, pues son museos los lugares donde se
preserva lo natural o la cultura material e inmaterial de un pueblo.
No son los únicos espacios, pero son unos de ellos.
Lugares de memoria, lugares de
enseñanza. Antes eran los mayores quienes custodiaban la memoria de
la tribu. Ahora se ha conseguido crear un espacio donde esa memoria
se mezcle con parte de nuestra cultura material o inmaterial, o
natural; reiteramos. El museo etnobotánico, el arqueológico, el
taurino, el arqueológico... o los patios del Palacio de Viana, o el
Museo Diocesano cuando se vuelva a abrir, son ejemplos en nuestra
ciudad. Los espacios donde se conservan nuestros recuerdos. Y deben
ser vistos, ser visitados.
Cuando una persona conoce su pasado,
su cultura, lo que hicieron o donde vivieron sus padres, mantendrá ese espacio como un santuario -ese espacio de objetos preciosos, como
lo define nuestro diccionario-, y que nunca va a ser mancillado.
Pero ese espacio, esos espacios han de
estar tan abiertos como cuando era el anciano de la tribu quien
reunía en torno al hogar a su grupo, y contaba la historia de su
pueblo. La Historia ha de transmitirse de manera gratuita y, si es
posible, ese auditorio joven podrá, y seguro deberá, transmitirlo
en el futuro. No se impone. Se cuenta. Como el padre cuenta ese
cuento a su hijo y que, cuando éste ha crecido y tiene herencia,
traga saliva y lágrimas y recuenda la historia que, años ha,
escuchaba de sus padres. Aunque ya no estén en presencia.
Sí. Si queremos conservar nuestra
memoria, se debe buscar la atención de los más pequeños, del
alumnado, del futuro transmisor de esos conocimientos y de la
Historia. Y se ha de conseguir de una manera gratuita. No hablamos de
turistas, nos referimos a alumnado que es esponja para recibir
información, que recuerda a su abuelo y las historias que contaban,
pero no entiende la necesidad de pagar por preservar la memoria.
Desde este escrito, como enseñantes,
decidimos rebelarnos contra el modelo creado por instituciones
públicas y privadas en nuestra ciudad, en nuestro mundo. Quieren
obtener unas “perrillas” por la memoria, por la Historia. Y, en
ocasiones, algunas de ellas pretenden ganar adeptos, pero no
comprenden lo anterior.
Vamos a citar ejemplos, aunque
signifique revolver nuestras conciencias -y nuestra Historia-:
Se ha perdido gran parte de patrimonio
eclesiástico. Desgraciadamente con la llegada del liberalismo se
inició una etapa de anticlericalismo furibundo. Se culpaba, con
razón o sin ella, de parte de los males de nuestra sociedad. Una
verdad a medias que fue utilizada para desamortizar bienes
eclesiásticos, unos de ellos perviven – el Convento de la Merced o
el del Carmen en Córdoba-, pero otros muchos desaparecieron por
abandono. Oratorios, capellanías, ermitas o conventos en el mundo
rural.
Espacios naturales han sido barridos
para continuar con “el desarrollo”.
¿Cuántos ejemplos podemos citar?
Innumerables.
Necesitamos cuidar la memoria, el
futuro, y si desgraciadamente hemos quitado el árbol y lo hemos
llevado al museo, al menos deberíamos fomentar esto último.
No, no, no se puede cobrar una entrada
a alumnado para ver esa memoria. Sea alumnado de aquí o de fuera. Si
es de aquí seguirá preservando nuestra memoria; si es de fuera,
volverá. Contará lo visto y volverá más adelante.
Desde el IES Blas Infante de Córdoba,
solicitamos la gratuidad absoluta a cualquier museo, a cualquier
espacio de cultura. Cuando uno siembra buena simiente, recogerá buen
fruto...
ENRIQUE SANTOS ARÉVALO.
FRANCISCO DE BORJA LUQUE MURIEL.
COORDINADORES DE LOS PATRIMONITOS Y JÓVENES EMBAJADORES POR EL PATRIMONIO DEL IES BLAS INFANTE DE CÓRDOBA
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